Virtud que otorga a cada uno
lo debido. Ordena la relación de las personas entre sí. La justicia respeta al otro,
tanto en su integridad física (su vida, sus bienes materiales…), como en su
integridad moral o espiritual (honor, reputación, amistades, paz interior…).
Como vicios contrarios a la
justicia tenemos: asesinato, eutanasia,
aborto… contra las mismas personas;
hurto y rapiña, contra los bienes de las personas; la sospecha, que implica la opinión mala de alguno a partir de
pequeños indicios o signos; el insulto o
deshonra, como injuria pública o privada de palabra contra alguien; la difamación, como el quebrantamiento de
la reputación ajena de modo secreto; la murmuración,
que quita la buena fama con la intención de deshacer una amistad o relación; la
burla, que ridiculiza al otro,
tomando como un juego o poca cosa sus males y defectos.
Lo que no veas con tus ojos,
no lo repitas con tu lengua.
No difundas rumores o información que no hayas comprobado personalmente. Es un
llamado a la prudencia ya evitar propagar falsedades.
Hablar por referencias es casi
mentir.
Comentar sobre algo basándote solo en lo que otros dicen, sin haberlo vivido o
comprobado, puede llevar a distorsionar la verdad. Se invita a hablar desde la
experiencia directa.
No juzgues a un árbol por su
corteza.
No valores a una persona o cosa únicamente por su apariencia exterior, ya que
lo esencial puede encontrarse en su interior. Es aconsejable mirar más allá de
las apariencias.
Quien siembra vientos, cosecha
tempestades.
Quien provoque problemas o actúe con malas intenciones terminará enfrentando
consecuencias mucho mayores que las iniciales. Las acciones negativas tienen
repercusiones amplificadas.
Nadie sabe lo de nadie.
Cada persona tiene aspectos ocultos o secretos en su vida; por ello, es injusto
juzgar sin conocer la totalidad de la situación.
Testigo solo, testigo nulo.
La palabra de un solo testigo es insuficiente para establecer la verdad de un
hecho. Se destaca la necesidad de tener múltiples evidencias antes de emitir un
juicio.
El honor vale más que el
dinero.
La integridad y la reputación personal son bienes invaluables, superiores
incluso a la riqueza material. Mantener el honor es fundamental.
Escucha las dos campanas.
Antes de formar una opinión, es importante conocer ambas versiones de una
historia. La imparcialidad exige considerar todos los puntos de vista.
Quien cazó la paloma, que se
la coma.
Quien obtiene un beneficio debe asumir sus consecuencias o disfrutar de lo
logrado. Es un llamado a responsabilizarse de las propias acciones.
Quien dice lo que no debe, oye
lo que no quiere.
Hablar sin cautela o revelar información inapropiada puede acarrear críticas o
consecuencias desagradables. La prudencia en el habla es esencial.
La honra y el vidrio, siempre
están en peligro.
Tanto la reputación (honra) como los objetos frágiles son vulnerables y pueden
dañarse con facilidad, por lo que se deben cuidar con esmero.
Cada uno habla, según cómo le
fue en la feria.
Las opiniones se moldean según las propias experiencias y circunstancias;
quienes han tenido malos momentos tienden a juzgar con dureza.
El que las hace, las paga.
Quien comete una acción incorrecta terminará sufriendo las consecuencias de sus
actos. Es una reafirmación de la ley de causa y efecto.
Cuando el juez es débil, la
ley se debilita (Publilio Syro).
La justicia depende de la solidez y rectitud de quienes la administran. Si los
jueces son débiles o parciales, el sistema legal pierde efectividad.
Los reinos injustos jamás
duran.
Los gobiernos o sistemas basados en la injusticia están condenados a caer, ya
que la opresión y la desigualdad generan descontento y revueltas.
Con más frecuencia se sufre la
opinión que la realidad (Séneca).
Las críticas y juicios ajenos pueden ser más dolorosos que los hechos
objetivos. La opinión de los demás a menudo influye en nuestro bienestar
emocional.
La justicia engrandece a los
pueblos.
Un sistema justo y equitativo fortalece y eleva a una sociedad, promoviendo el
desarrollo y la cohesión social.
La justicia es el fundamento
de los Estados.
Sin un sistema de justicia sólido, no se puede garantizar el orden y el respeto
entre los ciudadanos. Es la base sobre la que se construye cualquier sociedad
estable.
La sospecha contra los
honrados es injuria muda (Publilio Syro).
Acusar sin pruebas a personas de integridad daña su reputación de forma
silenciosa pero grave. Se aconseja respetar la honorabilidad de los demás.
Dios castiga pero sin mostrar
el lazo.
Las consecuencias de las malas acciones suelen llegar de forma indirecta o
sutil, sin que se perciba de manera inmediata la conexión entre causa y efecto.
Mejor es absolver un culpable,
que condenar a un inocente.
Es preferible errar en la absolución, ya que condenar a alguien inocente genera
una injusticia irreparable. Se valora la cautela en el juicio.
Dios consciente pero no para
siempre.
La indulgencia o el perdón pueden tener un límite; las malas acciones no
quedarán impunes de manera eterna, ya que eventualmente se exigirán cuentas.
Al que revuelve el mate, se le
tapa la bombilla.
Quien interfiere o manipula de forma indebida puede acabar perjudicándose a sí
mismo. Es un juego de palabras que advierte sobre las consecuencias de alterar
lo que debe permanecer inalterado.
Aquel que defectos tenga,
disimule los ajenos.
Si uno es consciente de sus propias faltas, debería evitar señalar o criticar
los errores de los demás. La humildad y la autocrítica son virtudes
fundamentales.
Con la vara que midas serás
medida.
Así como juzgas o tratas a los demás, recibirás el mismo trato. Se enfatiza la
justicia y la reciprocidad en las relaciones.
Se ama más la honra, que los
bienes materiales (S. Tomás de Aquino).
La reputación y el honor son valores que trascienden lo material y se aprecian
más por su valor moral y social.
Cuando acusas con un dedo,
tres señalan hacia vos.
Al señalar a otros, es probable que también se señalen tus propios defectos. Es
un recordatorio de la responsabilidad y la autocrítica antes de juzgar a los
demás.
Donde no hay justicia es
peligroso tener razón.
En contextos injustos, incluso tener la razón puede acarrear problemas, ya que
la falta de un sistema justo puede conducir a abusos y represalias.
En boca cerrada no entran
moscas.
Guardar silencio puede evitar problemas o malentendidos. A veces es mejor
callar que arriesgarse a decir algo que cause conflicto.
No juzgues, para no ser
juzgado (Evangelio).
Evita criticar a los demás, ya que todos somos susceptibles de cometer errores.
Es un llamado a la empatía ya la humildad, recordando que el juicio ajeno puede
volverse contra uno mismo.
CAMBALACHE
ENRIQUE SANTOS DISCEPOLO
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
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