MANSEDUMBRE


Virtud que modera la ira y la venganza por una injuria recibida. Es una especie de dulzura que fomenta la paz y la armonía entre las personas. Permite a los hombres juzgar libremente la realidad y hacerse dueños de sí mismos.
A la mansedumbre se oponen por exceso la iracundia y, por defecto, la apatía. La iracundia es una especie de locura. Busca venganza con quien no debe, cuando no debe o del modo que no debe; esto es, fuera del orden de la justicia. La apatía es una ausencia de reacción e impulso para establecer o reestablecer el bien, la verdad y la justicia.    

ARTISTÓTELES, ÉTICA A NICÓMACO, MANSEDUMBRE Y OTRAS VIRTUDES

CANCIÓN DE Paul McCartney SOBRE LA TREGUA DE NAVIDAD DE 1914



Se conoce como Tregua de Navidad a un breve alto al fuego no oficial que ocurrió entre el Imperio Alemán y las tropas británicas estacionadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la navidad de 1914. La tregua comenzó en la víspera de la Navidad, el 24 de diciembre de 1914 cuando las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración cantando villancicos, específicamente Stille Nacht (Noche de paz). Las tropas británicas en las trincheras al otro lado respondieron entonces con villancicos en inglés.
Ambos lados continuaron el intercambio gritando saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto ya había llamadas a visitas en la tierra de nadie, donde pequeños regalos fueron intercambiados: whisky, cigarrillos, etc. La artillería en esa región permaneció silenciosa esa noche. La tregua también permitió que los caídos recientes fueran recuperados desde detrás de las líneas y enterrados. Se condujeron ceremonias de entierro con soldados de ambos lados del conflicto llorando las pérdidas juntas y ofreciéndose su respeto.


REFRANES SOBRE LA MANSEDUMBRE, LA IRACUNDIA Y LA APATÍA

No hay hombre tan bravo, que el tiempo no haga manso.
Con el paso del tiempo, hasta el carácter más fuerte se suaviza; la experiencia y el transcurso de los hechos tienden a calmar las pasiones.

Más moscas se cazan con miel que con vinagre.
Es más efectivo conquistar o persuadir a los demás con amabilidad y dulzura que con dureza o agresividad.

Cuando alguien se enoja, la razón se va de paseo.
La ira nubla el juicio, haciendo que la persona actúe de forma irracional y pierda el control.

Jugando jugando, los perros se van enojando.
Incluso en situaciones que comienzan de forma lúdica o inofensiva, si no se cuida el tono, pueden escalar los conflictos y generar irritación.

El sueño de la razón, produce monstruos (Francisco de Goya).
Cuando se abandona la razón, emergen pensamientos y desmesuradas o terroríficas; la falta de pensamiento crítico puede dar lugar a resultados desastrosos.

El amor no deja ver los defectos; el odio, las virtudes.
El afecto tiende a hacer pasar por alto las faltas, mientras que el odio exagera y resalta hasta las virtudes de la otra parte, distorsionando la percepción.

Quien se enoja, pierde.
La pérdida del control emocional conduce a decisiones o acciones contraproducentes, haciendo que quien se deja llevar por la ira acabe perjudicado.

Cuando es manso el ternerito, de cualquier vaca se prende.
Quien es excesivamente dócil o sumiso se deja influenciar o aprovechar con facilidad por cualquier otra persona.

Perro con rabia, hasta su amo muerto.
Una persona colérica o iracunda puede terminar dañando incluso a aquellos que le tienen cariño o dependen de ella.

La ira es mala consejera.
Actuar movido por la ira conduce a tomar decisiones equivocadas; es mejor reflexionar y actuar con calma.

La dilatación es el gran remedio de la cólera (Séneca).
Tomarse un tiempo para calmarse ayuda a mitigar la ira ya evitar reacciones impulsivas; la paciencia es un bálsamo para la cólera.

La respuesta suave quebranta la ira, las palabras duras excitan el odio (Proverbios).
Una respuesta calmada y gentil puede desactivar la hostilidad, mientras que un tono áspero suele agravar el conflicto.

De aireado a loco, va muy poco.
Existe una línea muy fina entre ser relajado o despreocupado y perder el control; pequeños excesos pueden llevar a la locura.

Dos no discuten, si uno no quiere.
Una discusión requiere la participación activa de ambas partes; si uno decide no entrar en conflicto, la disputa se disipa.

Quien no es capaz de irritarse, tampoco puede defenderse (Aristóteles).
La capacidad de sentir irritación, en dosis controladas, puede ser necesaria para defender los propios intereses o enfrentar injusticias.

Quien rumia una venganza, mantiene abiertas las heridas (Francis Bacon).
Al obsesionarse con la idea de vengarse, se impide la sanación emocional, prolongando el dolor y el resentimiento.

Ira de hermanos, ira de diablos.
Las disputas entre personas muy unidas, como hermanos, pueden volverse especialmente intensas y destructivas, similares a las pasiones infernales.

Jugando arañan lo gatos.
Incluso en medio de juegos o bromas, pueden producirse pequeños roces o daños; a veces lo que empieza de forma inofensiva termina provocando algún malestar.

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