Virtud que modera los deseos
y placeres en general. El hombre templado es dueño de sí mismo, de sus impulsos
y sus deseos. La moderación del placer de la comida es llamada abstinencia; la
mesura en la bebida, sobriedad; la medida en el placer sexual, castidad.
El vicio por exceso es la
intemperancia y, por defecto, la insensibilidad. La intemperancia se manifiesta como un deseo irracional por los
placeres sensibles y espirituales. Tiene por consecuencia el desorden interior
y el daño del organismo. La insensibilidad
es un rechazo antinatural de los
placeres.
La ABSTINENCIA deriva de la templanza. Es la virtud que modera el placer que provocan los alimentos. Es una abstención conveniente de comida que se ordena al dominio de sí. Implica una primacía de la razón y la voluntad sobre las tendencias y deseos respecto a la alimentación. La medida en la moderación depende de la necesidad de cada uno y las circunstancias de cada día.
La ABSTINENCIA deriva de la templanza. Es la virtud que modera el placer que provocan los alimentos. Es una abstención conveniente de comida que se ordena al dominio de sí. Implica una primacía de la razón y la voluntad sobre las tendencias y deseos respecto a la alimentación. La medida en la moderación depende de la necesidad de cada uno y las circunstancias de cada día.
El vicio contrario por
exceso es la gula y, por defecto, la insensibilidad. La gula es un deseo desordenado de comida que nos aparta del bien y la
salud. No sólo se comete gula por un exceso en la cantidad de alimento
ingerido, sino también por una desproporción en su preparación, su calidad, o
también por comer de prisa, con voracidad, o a deshora. La insensibilidad desprecia el gusto sano por la comida y la bebida.
Catequesis de Juan Pablo II sobre la templanza
Catequesis de Juan Pablo II sobre la templanza
La primera víctima de la destemplanza es la
propia libertad (Séneca).
De todos los animales de la creación el hombre
es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener
nada que decir (John Steinbeck).
El arte de vivir es sacrificar una pasión baja a
otra más alta (F. Mauriac).
El placer sin moderación se inclina hacia el
dolor como hacia un precipicio (Séneca).
El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de
los placeres secretos de la vida (CHESTERTON,
Gilbert Keith).
Séneca, sobre la serenidad del alma
Séneca, sobre la serenidad del alma
REFRANES SOBRE LA ABSTINENCIA Y SUS VICIOS
- Lo poco agrada, lo mucho enfada.
- Comer para vivir y no vivir para comer (Sócrates).
- El que come aprisa come mal.
- Comer sin apetito, hace daño y es delito.
- Más come el ojo que el diente.
- Lo poco gusta, lo mucho empalaga.
- A barriga llena, toda carne es amarga.
- Quien come hasta enfermarse, ayuna hasta curarse.
- Quien con hambre se acuesta, con pan sueña.
- Ojos que no ven, corazón que no siente.
- Desayuna como un rey, almuerza como un duque, cena como mendigo.
- Gallina todos los días, amarga el caldo.
- Pan, uvas y queso, saben a beso.
- El que de cuando en cuando ayuna, su salud asegura.
- Lo que no mata engorda.
REFRANES SOBRE LA TEMPLANZA Y SUS VICIOS
- Contentarse con poco, es la mayor riqueza.
- Nada tiene al que nada le basta.
- No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
- La ambición, rompe el saco.
- Todo es bueno con medida.
- La abundancia malcría, la necesidad educa.
- Ojos que no ven, corazón que no siente.
- Hablar de más cansa, de menos aburre.
- Como el hombre es fuego y la mujer estopa; viene el diablo y sopla.
- Come poco y cena temprano, si quieres llegar a anciano.
- Joven bebedor, viejo indigente.
- Quién tiene mucho por dentro, necesita poco por fuera.
- Hay gustos que merecen palos.
- A la ballena todo le cabe y nada la llena.
- Nada en demasía.
- La comida entra por los ojos.
- Usar, pero no abusar.
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